'Los disparates' del genio


La galería La Aurora de Murcia expone la segunda edición de la serie de grabados que Goya comenzó a realizar a principios del siglo XIX y que dejó inconclusa.




Los grabados de Goya se pueden contemplar en la galería La Aurora de Murcia. MARCIAL GUILLÉN
[En la imagen: Sofía Martínez Hernández.]

J.A.S La última de las obras gráficas grabadas por Goya y la de más difícil interpretación, Los disparates, se expone en la galería La Aurora de Murcia desde hace unos días. Se trata de la segunda edición completa (de 1875), que está integrada por 18 grabados realizados al aguatinta y aguafuerte, con retoques de punta seca y bruñidor.

Goya empezó a trabajar entre 1815 y 1816 en esta serie, «en la que juega con las metáforas y las múltiples interpretaciones que pueden percibirse a través de sus personajes perturbadores, envueltos en un entorno oscuro», declara la historiadora del arte Sofía Martínez Hernández, quien explica en el texto escrito para La Aurora que, además de en su gran calidad artística, «la importancia de estos grabados reside en el proceso de creación de las planchas, en las que el artista invirtió mucho dinero a pesar de que su condición económica no era muy elevada». Estuvo realizando esta serie hasta 1819, cuando la enfermedad –se sospecha que tifus–, le impidió trabajar y finalmente, según recuerda Martínez Hernández, las planchas quedaron sin estampar y la obra permaneció inédita hasta 1864, cuando la Real Academia de Bellas Artes realizó una primera edición bajo el título Los Proverbios. En 1875, la Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes realizó la segunda edición que puede verse –casi 140 años después de su estampación– en La Aurora.
«Goya siempre fue un adelantado a su tiempo en todos los aspectos, tanto en su forma de ver el mundo, como en sus procesos artísticos», recuerda la historiadora del arte; de hecho, «las escenas representadas fueron realizadas a principios del siglo XIX y, en cambio, pueden trasladarse al siglo XXI».

«Por ejemplo –prosigue–, en Modo de volar, puede verse el afán del ser humano de ir más allá, de avanzar. En Disparate ridículo vemos a varias mujeres en la rama de un árbol, una obra que puede hablar de la fragilidad sobre la que nos sostenemos; mientras que en Las exhortaciones, donde los personajes implicados son juzgados por demasiadas personas, se reflexiona sobre la infidelidad». Asimismo, en Caballo Raptor, «aparece una mujer que evoca los diversos raptos que se han representado en el mundo del arte reconstruyendo historias mitológicas, aunque mirando detenidamente el fondo, lo que a simple vista podría parecer un paisaje es en realidad dos enormes ratas, una de ellas metiéndose a una mujer en la boca; y de este modo, Goya rompe con la sensualidad que se ha asociado a este tipo de representaciones introduciéndola en un mundo oscuro».

Un Disparate alegre, otro 'femenino', uno más 'fúnebre' y un cuarto 'de carnaval' se unen al Disparate del miedo, el ´ridículo´ y el ´furioso´. Así hasta 18 intensas obras repletas de figuras de apariencia a menudo extravagante y grotesca y que conforman una serie que quedó inconclusa.

«Desconocemos la intencionalidad del artista en Los Disparates, ya que recoge diversos temas que no están relacionados entre sí y son complejos a la hora de su interpretación, pero lo que sí está claro –explica Martínez Hernández–, es que podemos seguir disfrutando del placer que supone contemplar las obras de este magnífico pintor y grabador que filosofaba a través de sus imágenes».

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